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Margaret
“Mudarme a otro país nunca formó parte de mis planes.”

Mi nombre es Margaret Wuisman. Nací en Liverpool, Inglaterra. En 1998 vine a Almere y vivo en el Molenbuurt. Esta es mi historia. 

Mi padre era holandés; mi madre, inglesa con raíces irlandesas. Mi padre era marinero y estaba a menudo fuera, así que nuestra infancia fue predominantemente británica. A mi hermano y a mí nos gustó crecer en Liverpool, una ciudad portuaria grande, ruidosa y acogedora del noroeste de Inglaterra. En nuestro barrio de Crosby, podíamos ir caminando a los campos en una dirección y a la playa en la otra o  en media hora en coche, llegábamos al ajetreado centro de la ciudad. 

Liverpool tiene un gran espíritu comunitario y en el centro de mi comunidad estaban la iglesia, la escuela y los scouts, todos conectados. Crosby tenía, y sigue teniendo, un aire de pueblo.Había un sentimiento de pertenencia. 

Mudarme a otro país nunca formó parte de mis planes. Cuando fui a estudiar a la Universidad de Liverpool, elegí "Neerlandés para principiantes" como curso estándar en el marco de mis estudios. Un requisito para ello era que tenía que vivir y trabajar en los Países Bajos durante un año. Hice las maletas y me trasladé con mi hija pequeña a Zwolle, en el Este del país. Trabajé durante un año como asistente de idiomas en un centro de enseñanza secundaria. Fue en esta escuela donde conocí a mi pareja holandesa, Arjan, y aunque regresé brevemente a Inglaterra para completar mis estudios, fue Holanda la que se convertiría en nuestro hogar. 

Nunca había oído hablar de Almere hasta que a Arjan le ofrecieron un puesto de trabajo en el Oostvaarders College en 1998. Nos mudamos y nos instalamos aquí. Nuestras dos hijas menores nacieron en Almere. 

Lo que más me llamó la atención de Almere, al principio, fue que todo estaba tan limpio y nuevo. Nada se había caído ni había sido tapiado. Todo era moderno, había carriles para bicicletas y para autobuses. 

Esto es lo que me gusta y lo que no me gusta de Almere: Me encanta que sea tan fácil viajar en bicicleta y en autobús. En comparación con Inglaterra, donde te juegas la vida cuando vas en bici por el tráfico. Me encanta que haya tanta vegetación y que los niños puedan jugar fuera con seguridad. Pero echo de menos las callejuelas y las tiendas de la esquina. Echo de menos los lugares extravagantes y lo inesperado. Almere es tan nueva que todo sigue exactamente donde estaba previsto. Se supone que es así y rara vez hay sorpresas. 

Lo que también he notado en Almere y que me gusta, son las muchas nacionalidades que viven aquí. Aunque siempre soy consciente de que soy una extranjera en un país extranjero, y que la cultura y el idioma nunca serán míos, también soy consciente de que esto no es raro en Almere. He tenido la suerte de formar parte de "International Almere", una organización que aquí apoya a la comunidad internacional  y que me ha aportado muchos amigos en mi lucha por pertenecer. 

También he tenido suerte con los pilares de mi vida en Liverpool: la iglesia y los Boy Scouts. Ambos están repartidos por todo el mundo, así que tanto en Zwolle como en Almere pude entrar en algo que me resultaba familiar, pero con un toque holandés. Ambos me ayudaron a integrarme más en la comunidad local. 

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Authors

Fotos, Entrevista y Texto: Lyla Carrillo - van der Kaaden
Revisión de Texto: Babette Rondón
Fotostudio website: www.101studio.nl