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Liana
“Fui muy feliz a pesar que tuve que acostumbrarme al clima y aprender un nuevo idioma.”

Nací en la ciudad de Valera localizada en los Andes de Venezuela. A mis 3 meses de edad emigramos a la capital Caracas por razones de trabajo de mis padres. Él proviene de Maracaibo y mi madre de Valera. Soy la tercera de 6 hermanos. A pesar que mis padres se separaron, tuve una infancia muy tranquila y feliz. Siempre fuimos la prioridad para ellos y no nos faltó nada. 

Fui una niña muy despierta, sonadora y artística. Participaba en todos los  eventos artísticos y culturales del colegio como es el teatro, baile, modelaje y música. También me gustaba  el deporte durante mi bachillerato fui miembro del equipo de voleibol del Liceo. Estudie Educación de Desarrollo Cultural en la universidad en Caracas. 

A los 22 años conocí a un chico neerlandés de ojos azules, pelo largo rubio, bronceado en una discoteca; cupido nos atropó. Un amor a primera vista. El vivía en Bonaire y había llegado unos días de vacaciones a Caracas. Durante todo el año siguiente fuimos novios; periodo en el cual el llegaba todos los meses de sorpresa a verme a Venezuela.  A los seis meses de novios me pidió matrimonio y yo muy enamorada dije ‘si’. Nuestro matrimonio fue en Caracas a finales de 1991. Aún seguimos viviendo juntos y felices con dos hijos y dos nietos.

Me mudé con él a Bonaire, isla de las Antillas Neerlandesas. El tenía su propia empresa de construcción. Al inicio vivir en la isla era toda una luna de miel. Viniendo de una ciudad cosmopolita como Caracas, la isla se fué tornando muy tranquila para mi forma de ser y a lo que estaba acostumbrada. Aparte de la crianza de mis hijos, realicé muchas cosas para mantenerme ocupada como fue el tener una tienda de venta de zapatos y viajar seguido a Caracas.

Vivimos 6 años en Bonaire hasta que en 1997 tomamos la decisión de emigrar a los Países Bajos. Mi esposo consiguió trabajo en Haarlem, ciudad localizada al norte de Holanda y donde duramos un año. Viniendo de una isla donde no se podía hacer casi nada y con mucha tranquilidad; esta ciudad me encantó!. Fui muy feliz a pesar que tuve que acostumbrarme al clima y aprender un nuevo idioma. Aproveché las oportunidades que brindaba el gobierno como eran las clases del idioma neerlandés así como la guardería en forma gratuita. 

Luego nos mudamos a Venray en Limburg, Zuid Holland ciudad donde nació mi esposo y donde consiguió trabajo. Allí viví 8 años en una casa grande con jardín. Un área muy neerlandesa pero con limitaciones en ese entonces para los extranjeros. Tuve la oportunidad de hacer eventos cultuales en esa ciudad.

En el 2005 por cuestiones de salud y el deseo de regresar a mi país y raíces, decidimos reemigrar a Venezuela. Tuve de inmediato varios schocks culturales inesperados, por ejemplo: No encontré en mi país la puntualidad, el orden y estructura de Holanda que yo ya había incorporado en mi persona.  Para mis hijos adolecentes fué mucho más fuerte el shock cultural y sobre todo la adaptación al idioma español, el sistema educativo que es totalmente diferente al que estaban acostumbrados. Sin embargo, la gente en Venezuela es más abierta y amigable lo que ayudó a la nuestra estadía.
La situación política económica de Venezuela ya no era la misma de cuando yo salí a mis 23 años. Fué razón por la cual decidimos regresar a Holanda, país de mi esposo, donde nuestros hijos tendrían un mejor futuro. 

Mi hermano quien vive en Ámsterdam nos dio alojamiento. A los 3 meses vine por primera vez a Almere a visitar a una amiga venezolana que conocí en Bonaire. Mi sorpresa fue el ver en ese momento un centro grande, moderno y con personas de muchas nacionalidades. A diferencia de Amsterdam me sentía arropada por su arquitectura, áreas verdes y sintiendo una vibra positiva y  acogedora. Vi una ciudad tranquila y segura para criar a mis hijos. Ese mismo día me dije: “esta es la ciudad donde quiero vivir el resto de mi vida”

Nos mudamos al barrio Muziekwijk en el 2009. Actualmente vivo en Parkwijk. Mi hija mayor vive en Suecia y mi hijo en casa. Soy una mujer polifacética. Instructora de diferentes modalidades de deporte (Femimove fit, Zumba, XCO, Pilates y Body shape.) y organizadoras de eventos para ayudar a mi pais Venezuela con los fondos que se recaudan.

Después de varios años de dar clases me di cuenta que muchas de mis alumnas se beneficiaban de la motivación y energía contagiosa de mis clases. De allí nace Femimove, un emprendimiento que inicié para fortalecer cuerpo, alma y espíritu de cada mujer.

Después de tantos lugares donde hemos vivido, puedo decir que he encontrado el lugar tanto buscado. Soy una persona feliz al poder vivir en esta gran ciudad multicultural que me ha brindado muchas oportunidades y paz. 
 

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Authors

Fotos, Entrevista y Texto: Lyla Carrillo - van der Kaaden
Revisión de Texto: Babette Rondón
Fotostudio website: www.101studio.nl