Soy Daniela y nací en 1976 en Caracas, el epicentro de la vida cultural de Venezuela, también conocida como “la ciudad de los techos rojos” por sus antiguas casas coloniales. 
Crecí arropada bajo los mimos y cuidados de mi madre, mis abuelos y bisabuela quien jugó un papel importante en mi vida. Los recuerdos de mi infancia transcurren entre sus fogones, aprendiendo de sus manos la cultura gastronómica de mi país, sus sabores y aromas, creando en mí una pasión por la cocina. 

El destino me ha llevado a una vida de constantes cambios y lugares distintos, requiriendo traslados de ciudad a ciudad y que a como consecuencia, fueron agregando los sabores de cada región a mi pasión culinaria.

En el 2000 mi vida dió un giro al llegar a vivir a Madrid donde aprendí mucho de la gastronomía española- mediterránea. En ese entonces no se conocía la cocina venezolana por lo que emprendí mi propio servicio de catering “VENEK-ZUELA” -la cazuela de Venezuela- donde fui pionera dando a conocer nuestra gastronomía.

La primera palabra de vida de mi hijo Alejandro (2004) fue “HALLACA”, una comida típica navideña venezolana, siendo ahora su plato favorito el “asado negro”. Esto muestra cómo me he enfocado desde pequeño a transmitirle, bocado a bocado, nuestras raíces y tradiciones. En casa, los domingos tenemos la tradición de comer el desayuno típico venezolano que consiste de arepas con pabellón. Por supuesto, “los tequeños” (masa de harina rellena de queso) no pueden faltar en nuestras fiestas.
A raíz del trabajo de mi esposo nos trasladamos a Los Países Bajos en 2012 llegando a vivir a Almere, una ciudad planificada que nos acogió con su orden, áreas verdes, arquitectura y tranquilidad. Algo muy diferente a lo que estaba acostumbrada.  

El idioma ha sido una gran barrera. Sin embargo, poco a poco he ido tomando el ritmo de la ciudad y sus gentes descubriendo un rico entorno internacional, y conviviendo de manera integrada con la cultura neerlandesa.

Del 2015 al 2019 vivimos en Qatar. Durante este período combiné aromas especiales del Medio Oriente usando especies provenientes de Asia, que se convirtieron en un abanico de conocimientos culinarios. En el 2020 regresamos a Almere donde estoy retomando el camino de aportar esa riqueza y fusión cultural gastronómica como ciudadana del mundo y como parte de mi identidad.