Soy Blessing. Nací en la parte Este de Nigeria, en Imo State . En 2007 llegué a los Países Bajos, a el Muziekwijk, en Almere. Ahora vivo en Stedewijk. Esta es mi historia.

Soy una orgullosa miembro de la tribu del pueblo Igbo; del sureste de Nigeria. Somos conocidos por nuestra capacidad emprendedora, independiente y aventurera. Nuestra tribu es popular por nuestra variedad de alimentos, bailes, música, instrumentos musicales, festivales y cultura. Para nosotros, por ejemplo, el ñame constituye uno de los cultivos más importantes. Lo comemos en el desayuno, el almuerzo o la cena. Yo lo preparo en casa, en Holanda, para mi familia y mis amigos pues algunos ingredientes puedo encontrarlos en Almere o en las tiendas africanas de Ámsterdam.

Para alguien que ha vivido su vida en un clima de alrededor 40 grados todo el año, emigrar en pleno invierno a un país tan frío como lo es los Países Bajos fue una experiencia bastante difícil. Nunca antes había visto la nieve y no me gustó. No tenía opción de quejarme ya que fue mi decisión mudarme y vivir con quien es mi esposo ahora y la razón por la cual vivo en Almere.

Un día del año 2014, cuando iba caminando a mi casa después de asistir a la iglesia, noté que un chico me estaba siguiendo. Yo asustada salí corriendo a casa. Quién iba a decir que tres años después estaría cruzando el océano para estar a su lado.  Él estaba de vacaciones visitando a su familia que vive en el mismo pueblo que yo, Imo State, Nigeria. 
Nuestra relación fue de larga distancia mientras yo estudiaba microbiología en la Universidad. 

Para yo poder mudarme con él, debía realizar los requerimientos que piden en Holanda como es el saber el idioma neerlandés básico así como algunas daos de cultura general como lo es reconocer la bandera del país.  En Nigeria no hay clases de neerlandés así que él le pidió a un su amigo que me enseñara lo básico online.

Fue en el 2017 que llegué de Nigeria directo al Muziekwijk en Almere. Yo sabía que debía aprender primero el idioma y dediqué mi tiempo a hacerlo. En 6 meses logre sacar mi diploma de inburgeling en el ROC.  La escuela y supermercado me quedaban cerca y podía incluso llegar caminando. 

Me sentí muy sola por mucho tiempo ya que no tenía con quien hablar o estar. No tenía amigos y solo conocía a las personas del network que mi esposo conocía y sus esposas.  En Nigeria puedes ir a cualquier lugar y siempre te encuentra con gente que inicie una conversación; incluso en las calles y sobre todo en el mercado. Aquí todos están adentro de su casa y los que caminan afuera no hablan con extraños. Extraño mucho el bullido de la calle y la gente cocinando en cualquier esquina. Pero lo que más extraño es a mi familia.
 
Aquí en Holanda todo es diferente a comparación de Nigeria como lo es la electricidad. Allá se turnan las regiones para ser abastecidas de energía eléctrica. Hay días en que tienes luz y otros no. La gente debe comprar su propio generador de electricidad. Ahora los paneles solares son muy populares.

Otra gran diferencia es el agua potable que aquí en Holanda  se puede tomar del grifo. Allá se consigue agua por medio de la elaboración de pozos de donde debemos sacarla con cubos.  El transporte público no es tan avanzado como aquí y la gente se transporta mayormente en motos. En lugar de buses es popular que le pagues a alguien para que te lleve de un lado a otro en su motocicleta.

Estoy contenta de vivir en una casa con jardín en Almere donde mis 4 hijos (2009, 2013, 2014, 2016) pueden jugar. La forma de criar a los chicos es muy diferente a lo que se acostumbra en Nigeria. Aquí ellos te cuestionan todo y si le compras alguna ropa, la observan y te pueden decir que no se la ponen por no ser de su agrado. Cuando yo era chica no podía cuestionar nada y me vestía con lo que me daban mis padres.

Tuve dos padres muy amorosos a quienes extraño. En 11 años no pude regresar a Nigeria por varias razones y entre ellas mi salud. En el 2013 mientras estaba aspirando, caí de repente y no podía hablar; tuve un derrame cerebral. Con señas le dije a mi hija que llamara a su papá quien vino de inmediato y me llevó al doctor. Mi bebé tenía solo 6 meses de edad y mi hija 4 años.  La ambulancia me llevó al hospital. Tengo problemas del corazón y pulmones.  Mis dos embarazos siguientes fueron de alto riesgo y períodos muy difíciles para todos. Mi esposo tuvo que cuidar de mí y de los chicos y además trabajaba. Ha sido más que mi compañero de vida, mi amigo y un ángel.

En el 2021 en pleno confinamiento del Covid - 19 mi padre enferma y muere. Este hecho se sumó a mis tristezas ya que no pude estar en el funeral ni acompañar a mi madre.
Este año 2022  con permiso médico, decidí ir sola a visitar de sorpresa a mi madre que se quejaba constantemente de dolor de estómago. Así que compré un ticket a Nigeria. Lamentablemente, ella muere repentinamente un jueves y mi ticket estaba para el domingo. No pude despedirme tampoco de ella.  Estoy un periodo de duelo y tristeza, sobre todo preocupada por mi pequeño hermano de 9 años que mi madre adoptó.
La iglesia católica ha sido mi refugio y rezo a diario por él y el alma de mis padres. Mis hijos participan activamente también en la iglesia.