El traje típico tehuano, propio de las mujeres de la etnia zapoteca, ubicada en el Istmo de Tehuantepec, es uno de los trajes más conocidos de México.
 
Este traje tiene variantes en su diseño dependiendo del pueblo donde se use. El huipil y la falda son las piezas esenciales de la ropa.
 
El traje está hecho de satín blanco y/o terciopelo negro, con flores bordadas a mano con hilos de seda. Bajo la falda se lleva un refajo de algodón con una tira bordada. Para fiestas especiales se añade un tercer elemento, el resplandor, que va en la cabeza y está hecho de encaje almidonado.
 
Complementan la vestimenta con las típicas joyas de oro llamadas Ahogador y Doblón, collares cortos hechos de monedas y cadenas.

Mi nombre es Silvia y nací en la Ciudad de México en 1958. Estudié la carrera de Químico Farmacobiólogo con especialidad en Tecnología de Alimentos. Tanto en México como en los Países Bajos he desempeñado mi carrera con gran gusto y orgullo. 

Cuando llegué a Los Países Bajos en 1988, éramos tan solo 80 mexicanos. El amor por un neerlandés (mi esposo) me trajo a este país. Viví un año en el pintoresco pueblo de Weesp. En 1989 nos mudamos con mi esposo e hija a la nueva y moderna ciudad de Almere, la cual he visto crecer a pasos agigantados.  Al principio solo era arena de mar y unas cuantas casas.  Todos nos conocíamos y nos ayudábamos mutuamente. 

Ya establecida, busqué desarrollar mi hobby favorito, la danza folklórica mexicana. En el 2004, esta inspiración me llevó a formar mi Fundación Xochiquetzal, con el fin de dar a conocer una parte de la cultura mexicana en Europa. 
 
Por medio de la danza, hemos transmitido el colorido y la alegría mexicana a lo largo de estos años, tanto al público europeo como a nuestros compatriotas latinos y a nuestros hijos. 
 
Mi esposo es un apoyo enorme en la Fundación y mi hija Dulce Alondra muestra también con mucha  alegría y honor la danza mexicana.