Me llamo Sandra y nací en México en 1971. El amor me hizo cruzar fronteras y me llevó a los Países Bajos donde llevo ya 15 años viviendo en la ciudad de Almere. Tengo 2 hijos que nacieron en esta ciudad y que desde bebés se han criado entre dos culturas, la neerlandesa y la mexicana. 

Mi cultura mexicana y sus tradiciones es algo que yo creo que es muy importante inculcarles a mis hijos. En el día de la independencia mexicana, cocino y enseño a mis hijos a saborear platos mexicanos mientras dan “el Grito” (grito nacional sincronizado, exclamando tres veces Viva México). También, los chicos siguen las tradiciones de vestir la camiseta mexicana durante los partidos de fútbol y en la elaboración de piñatas. 

Inicialmente, inicié la fabricación de piñatas para las celebraciones de los cumpleaños de mis hijos. Este pasatiempo que disfruto mucho se convirtió poco a poco en un emprendimiento. Fue así que decidí en el 2011 abrir mi página de facebook y website llamada “Piñatas Cabezonas”, ofreciendo en los Países Bajos una muestra de nuestras tradiciones. Por medio de las piñatas, traigo alegría y colorido a todas las celebraciones donde éstas están presentes. 

Ha sido un orgullo para mí continuar esta tradición con mis hijos, quienes participan en su decoración con mucho amor y alegría.

LAS PIÑATAS

Entre las historias de las piñatas, una de las teorías más populares es que tuvieron su origen en China donde eran una parte integral en la celebración del Año Nuevo. En los viajes de Marco Polo las piñatas llegaron a Europa y eventualmente se diseminaron hasta España.
Durante la época colonial a principios del siglo XVI, los frailes agustinos utilizaron la piñata como un instrumento de evangelización en México. Es aquí donde las piñatas adquieren un significado religioso al formar parte de las “Misas de Aguinaldo” celebradas antes de las fiestas navideñas que con el transcurso del tiempo se llegaron a conocer como “Las Posadas”.

Originalmente las piñatas eran ollas de barro o hechas de cartón dándole forma de estrella al pegarle siete picos, que representan los siete pecados capitales.
La tradición evolucionó y se expandió rápidamente no sólo en la sociedad mexicana, sino en Latinoamérica y en el mundo entero. Las piñatas son parte integrales de celebraciones de cumpleaños infantiles y de adultos, bodas, despedida de solteros, entre otros.