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Ivette
“Mucha gente nos miraba raro cuando decíamos que nos mudaríamos a Almere.”

Soy Ivette. Nací en Toluca México en 1969
En el año 2005 vine a Almere. Vivo en el barrio de Laren en Almere Haven
Esta es mi historia

Me crié con mis padres y mis dos hermanas menores. Somos una familia típica mexicana en donde la convivencia familiar es fundamental. Los domingos comíamos y cocinábamos con los abuelos así como pasábamos juntos las fiestas de las navidades y cumpleaños.
La escuela la recuerdo como un lugar divertido, excepto por las tareas y los exámenes. Era el lugar en donde veía a mis amigos. Durante la secundaria mis amigas y yo cumplimos quince años ¡que época! La quinceañera se vestía de gala e iba a misa a dar gracias, además hacía una fiesta hasta con chambelanes con los que bailaba algún vals y hasta un baile moderno. Yo tuve mi fiesta pero sin chambelanes.

Durante la secundaria y preparatoria íbamos al cine, a las plazas comerciales, a tomar un helado o sólo a caminar. Nuestros papás no estaban al pendiente de la inseguridad.
Mis papás vienen de la misma ciudad: Toluca. Ahí siguen viviendo ellos y toda mi familia. En 1997 después de estudiar la carrera en Ciencias de la Educación y trabajar varios años en una escuela privada, me fui a la capital a trabajar a una empresa mexicana. Un año más tarde me dieron una beca para estudiar la maestría en Educación y Desarrollo Internacional en Londres. ¡Ése era mi sueño!

Cuando llegué a Londres, pensé que después del año en la Universidad me regresaría a México. Quería trabajar en lo aprendido y aplicarlo en alguna institución de mi país. Por una investigación de trabajo de la Universidad realizamos un viaje a París en donde conocí a un chico Iraní, Alireza. Inició allí una linda relación. Él vivía ya en los Países Bajos así que nuestra relación fue Londres-Amsterdam. 

Al final de mi maestría decidimos que queríamos seguir juntos. Pensamos que el inicio sería en los Países Bajos y luego en México. Nos casamos en Amsterdam por el civil y en Toluca por la iglesia católica. Vivimos 5 años en Amsterdam. Disfrutaba mucho la ciudad, visitaba museos, parques, granjas y todo en bicicleta. ¡Amsterdam tiene mucho que ofrecer! Hice un curso de adaptación a la cultura neerlandesa y estudié el idioma durante un año.  Sin embargo, lo más difícil fue y es vivir lejos de la familia. No compartir los momentos más importantes como el nacimiento de mis hijos, sus cumpleaños o las navidades. Ahora me he acostumbrado pero no deja de ser difícil. 

En Amsterdam tuve a mi primera amiga neerlandesa y me di cuenta de que las maneras de ser educadas eran muy diferentes: mi familia era conservadora, la de ella liberal. Pero al final las dos éramos muy cercanas a ellas.  A mí me tocó también conocer de cerca la cultura de mis esposo: la persa. Un mundo, tres continentes, tres culturas, una familia. 

Nuestro departamento en Ámsterdam se quedó pequeño cuando nació nuestro primer hijo, Arash Rodrigo y quedé embarazado por segunda vez de Parmis Natalia. Fue en el 2005 que decidimos buscar algo más grande y fuera de la capital, ya que ahí no era fácil encontrar una casa con jardín. Supimos de Almere, una ciudad que era muy joven: su primer casa fue terminada oficialmente en 1976. 

Compramos una casa en Almere Buiten, en el Indischebuurt. Mucha gente nos miraba raro cuando decíamos que nos mudaríamos a Almere y lo pude enterdar. Aquí, a diferencia de Ámsterdam, todo cerraba a las 5 de la tarde, los domingos nada estaba abierto y no se veía gente por las calles.

Almere fue creciendo poco a poco y descubrimos que para nosotros como familia la ciudad era ideal: teníamos más contacto con los vecinos, había actividades para mis hijos, podíamos andar en bicicleta tranquilamente y los supermercados empezaron a abrir hasta los domingos. 

Después de vivir 15 años en esa casa, nos cambiamos a la parte más antigua: Almere Haven, al barrio De Laren en donde estamos muy cerca del bosque y del dique pero a la vez de la carretera y de Amsterdam. Estamos muy felices aquí. Cuando caminamos con mi esposo en los alrededores, pensamos en nuestras familias en México y en Irán. Siempre concluímos que nos encantaría que ellos tuvieran un rinconcito como estos con esta libertad, tranquilidad y fuera de peligro.
El idioma neerlandés me ha parecido un gran reto. Actualmente, lo hablo lo suficiente para desenvolverme sola y tener un trabajo en el que tengo que comunicarme de forma oral y escrita con mucha gente. 

Después de 21 años juntos en este país y 16 en esta ciudad, estamos muy contentos de vivir en este barrio viendo cómo se desenvuelven y crecen nuestros hijos.  Mi día a día es:  mi familia, nuestros amigos que se han convertido en parte cercana a nosotros, mi trabajo y los medios sociales para poder estar conectada a mi familia y amigos en México. 

Soy una orgullosamente mexicana. Una madre agradecida de tener dos hijos nacidos y criados en los Países Bajos. Si antes pensé en regresar en mi vejez a México, ahora lo dudo. Me quedo aquí porque me siento en casa y sobretodo porque mis hijos viven en esta país y este es su hogar.

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Authors

Fotos, Entrevista y Texto: Lyla Carrillo - van der Kaaden
Revisión de Texto: Babette Rondón
Fotostudio website: www.101studio.nl