Nací y crecí en Yakarta, capital de Indonesia, situada en la isla de Java, considerada la isla más poblada del mundo. Con alrededor de 17.000 islas, es también el hogar de la mayor población musulmana del mundo. Soy tanto chino indonesio como cristiana. A pesar de que mis antepasados llegaron de China, mis padres estudiaron en escuelas holandesas. En casa ellos hablaban en holandés y yo entendía bastante el idioma aunque no lo hablaba. 

He sido gimnasta desde los 9 a los 15 años y miembro del equipo nacional de Java. Mi vida consistía en ir al colegio y a los entrenamientos; algo que disfrutaba mucho. Entrenábamos a alto nivel y asistíamos a competencias a nivel interescolar, interinstitucional y también nacional. Lastimosamente debido a una fuerte lesión tuve que parar con este deporte. 

A los 19 años viajé a Malasia, Singapur y Estados Unidos, por medio de un programa de cooperación de nuestra iglesia; experiencias muy enriquecedoras. Al regresar a Indonesia estudié Pedagogía y posteriormente trabajé dos años como maestra de párvulos. Sin embargo ya se habían despertado en mí, las ganas de conocer otros países. Fue así que viajé en 1987 a Los Países Bajos donde vivía mi prima. 
 
Cuando llegué a La Haya en pleno invierno, todo estaba blanco y hacía mucho frío. Yo estaba fascinada ya que nunca antes había visto la nieve. De inmediato me gustó el país por ser ordenado, estructurado y con tanta diversidad de culturas. El pluralismo, la diversidad y el multiculturalismo son algo que caracteriza a Indonesia, así que me acostumbré muy rápido a vivir en esta sociedad. Decidí quedarme a vivir en este país. 
 
En el 2007 llegué con mi hija y mi segundo esposo a vivir a "Noorderplassen" en Almere. El nombre del barrio se debe al lago recreacional que sirve también de reserva natural para la ciudad. El paisaje con agua, bosque y naturaleza es muy hermoso. Estaba feliz ya que habíamos estado buscando una casa asequible a nuestros ingresos y con más espacio y en Almere la encontramos. 

Cuando nos mudamos había pocas casas en el barrio, todo estaba casi vacío y solo había arena a nuestro alrededor. Recuerdo que había una escuela pero ningún supermercado. Las compras tenía que hacerlas en otros barrios o en el centro.  

El deporte es mi hobby, mi pasión y los disfruto todos los días. El gimnasio es mi segundo hogar. Entreno regularmente y también participo en clases de grupo como Zumba y Salsa. Aprendo de otras culturas bailando y escuchando diferentes tipos de música. En Indonesia, donde nací, nunca había oído hablar de la música latina ni de la Zumba. En el gimnasio se reúnen diferentes culturas. El deporte conecta a la gente.

También sigo clases de grupo más dinámicas como Xcore, Body attack y Body combat. Pero el entrenamiento de fuerza es lo más importante para mí. No solo fortalece los músculos, sino que te ayuda a ser independiente y a realizar actividades cotidianas, como subir escaleras y llevar la compra. 

En 2016 terminé de estudiar para entrenadora de fitness nivel 1 y en 2019 para entrenador de fitness A y B que están acreditados en Europa. Obtuve ambos diplomas a la edad de 56 años; un gran logro.
Ahora, además de entrenar, también trabajo en el centro de fitness como instructora. Trabajo con gente de todas las edades y niveles de habilidad y disfruto trabajando con ellos todos los días. Ayudarles a alcanzar sus objetivos me da satisfacción.