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Sophie
“No sé qué pasará con nosotros en el futuro, pero me alegro de que mis hijos crezcan en una comunidad internacional”

Soy Sophie, nací en Francia en 1981. En el año 2005, llegué a los Países Bajos (Eindhoven) y en 2013 vine a vivir al barrio llamado Filmwijk en Almere. Esta es mi historia.

Nací en una ciudad llamada Lomme en el norte de Francia, esta ciudad ya no existe porque fue absorbida por Lille, la mayor ciudad cercana. Sin embargo, crecí en una ciudad llamada Illeneuve d'Ascq. Me casé allí y mi padre sigue viviendo en la casa de mi infancia.

Guardo un gran recuerdo de mi niñez, que fue feliz y con libertad.. Mi barrio era tranquilo y verde y las escuelas no estaban lejos de casa. Al terminar el instituto, me fui a estudiar Diseño de Productos a Valenciennes, también en el norte de Francia, a sólo 50 km de mi ciudad. Durante ese periodo, conocí a mi marido en la escuela.

Al final de sus estudios, él consiguió unas prácticas en Philips, en Eindhoven, y desde entonces nunca salió de los Países Bajos. Tuvimos una relación a "larga" distancia porque yo continué mis estudios que me llevaron a vivir en diferentes partes de Francia. Desde 2005 vivía entre Eindhoven y mi país.

 Después de la muerte de mi madre en el 2009, compramos nuestra casa en Almere, aunque yo seguía trabajando en Francia y ya estaba casada. En 2013, me mudé definitivamente a Almere. Al principio, elegimos esta ciudad porque no podíamos permitirnos una casa con jardín en Ámsterdam. Ahora me gusta esta ciudad. Es realmente verde y tranquila como la casa de mi infancia. Es una ciudad tranquila para mí.

Como vengo del norte de Francia, mi familia está a sólo 300 km de Almere, al principio nunca sentí nostalgia. Fue hasta que llegó la crisis de Covid que ese sentimiento cambió. Durante casi un año, no pudimos cruzar la frontera a menos que fuera por una situación de emergencia. Durante ese periodo me enfrenté a un sentimiento de nostalgia que no tenía antes. Pedí a mi familia que me enviara comida que me encantaba y que no podía encontrar en los Países Bajos, lo que me hizo sentirme cerca de ellos. Durante ese periodo experimenté realmente la sensación de estar lejos de mi familia.

Para mí, no fue un problema acostumbrarme a los Países Bajos, ya que no marqué el choque cultural, sin embargo, no tenía ningún amigo antes de tener hijos, lo que me hizo sentir un poco sola al principio.  La mayor diferencia que experimenté es que aquí noté que los holandeses tardan mucho en dejarte entrar en su vida. Incluso ahora la mayoría de mis amigos son expatriados y no holandeses. 

Ahora, doce años después de comprar mi casa en Filmwijk (muy cerca del centro), he aprendido a querer esta ciudad. Mis dos hijos (4 y 7 años) han nacido aquí. Van a la escuela Montessori que está cerca de casa. Soy una voluntaria activa del grupo de juego ABCDE en el centro del barrio de Almere Parwijk. Estoy ocupada dirigiendo las sesiones semanales y organizando los eventos anuales (Búsqueda de Huevos de Pascua, Día de puertas abiertas/evento de recaudación de fondos, Halloween y Navidad). 

Mis hijos hablan francés con nosotros en casa, pero cada vez hablan más neerlandés, ya que van a un colegio local y los amigos con los que juegan  jugar hablan en su mayoría en neerlandés.  Ahora, cuando vuelvo a Francia, me alegro de ver a la familia, a los amigos y de que mis hijos descubran el país de donde vengo. Me siento como en casa en Almere.  Ya no soy sólo francesa, ya que los Países Bajos también es mi hogar, y definitivamente es el hogar de mis hijos, aunque ellos también se sientan franceses. No sé qué pasará con nosotros en el futuro, pero me alegro de que mis hijos crezcan en una comunidad internacional.

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Authors

Fotos, Entrevista y Texto: Lyla Carrillo - van der Kaaden
Revisión de Texto: Babette Rondón
Fotostudio website: www.101studio.nl