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Mayling
“Gracias a esa oportunidad, descubrí mi misión de vida”

Mi nombre es Mayling. Naci en 1971 en Maracaibo, Venezuela. Vine a Almere en los Países Bajos por primera vez en el 2009. Vivo en Almere Buiten y esta es mi historia.

Maracaibo, Estado Zulia, también  es conocida como “La Tierra del Sol Amada” por su temperatura tan caliente.Es la segunda ciudad más importante del país debido a la industria petrolera que se desarrolla a las riveras del Lago de Maracaibo. 

Soy la segunda de cuatro hermanos. Tuve una infancia y adolescencia muy bonita con padres abnegados por nuestra educación y  formación de valores. Al divorciarse mis padres, mi hermana mayor y yo fuimos criadas por mi padrastro quien era un importante Empresario Artístico  por lo que pasábamos mucho tiempo haciendo giras artisticas. Por él conocí artistas de renombre y fama. 

En 1996 por medio de una amiga, viajé  de vacaciones  a Curacao,donde conocí a un curazoleño. Por un tiempo mantuve una relación con él, pero terminó. Continué  mi vida en Venezuela, iniciando mis estudios de Técnico Superior en Marketing. 

En el 2008, mientras trabajaba en un concesionario y a la vez estudiaba, vuelvo a encontrarme con ese chico curazoleño. Él me invitó a conocer el lugar donde vivía en Los Países Bajos. Es así que llegué  a “De Wierden, Almere Haven” que fue un amor a primera vista . Quién hubiera imaginado que el país que crecí idealizando por medio de las fotos que una mi tía guardaba, sería el lugar al cual emigraría. Ella se casó con su novio neerlandés y al mudarse a Holanda nos enviaba cajas con drops (dulces típicos neerlandeses), tulipanes de madera y todo tipo de souveniers del país.  Al llegar yo a Holanda tanto ella como mis primos fueron de gran apoyo y compañía.

Mis primeras impresiones fueron los canales, los prados de color verde vivo con vacas gordas comiendo su pasto, así como los típicos molinos. Estaba asombrada del colorido y extensa variedad de flores que miraba por primera vez al visitar el Keukenhof. Lo único que me costó y sigue siendo un reto constante es el clima y el idioma.

Los problemas socio-políticos, la inflación, el alto costo de la vida y el desabastecimiento por el que pasaba mi país me causaban mucha tristeza al comparlo con lo que veía aquí. Recuerdo que al ver esos supermercados con góndolas llenas de todos los productos imaginables, se me hacía un nudo en la garganta. Yo sentía impotencia, culpa y sentimientos encontrados al pensar en mis familiares y amigos que carecían de todo por la crísis que estaba pasando Venezuela.

Durante cuatro años estuve viajando 2 a 3 veces al año a Holanda para estudiar el idioma, conocer su cultura, y prepararme para presentar el Examen de Integración. Fue finalmente hasta el 2013 que llegamos Sasha (mi mascota) y yo a Almere donde vivímos 8 años.  En ese período, recuerdo que encontraba paz y serenidad al contemplar la belleza y la tranquilidad de la naturaleza de esta ciudad  y de la playa. Ambos eran mi refugio.

Mi primer año lo dediqué a estudiar el neerlandés y el examen obligatorio de Integración que logré aprobar. Luego trabajé  en una empresa de produccion en Lelystad y posteriormente un par de años en Subway.

En el 2014 cerca de mi casa encontré un estudio de Yoga donde inicié dos veces por semana . Realicé un Yoga Teacher Training y estuve como voluntaria un par de años  impartiendo clases de Yoga Restaurativo para personas con Fibromialgia, Artrosis y dolores crónicos. Gracias a esa oportunidad, descubrí mi misión de vida. Es este camino del Yoga el que deseo seguir.

Trabajo actualmente en el sector de la salud ayudando a personas mayores en sus casas. Un trabajo  gratificante que disfruto y hago en honor a mi abuela (figura muy importante en mi vida). En el 2020 en plena pandemia del Covid-19, ella murió sin yo poder asistir a su funeral.  

En el 2021, con mutuo acuerdo me separé de mi pareja, y hoy, soy y vivo  independiente en Almere Buiten. Tengo una nueva vida, nuevos retos, nuevas amistades y una nueva relación. Uno de mis nuevos proyectos es trabajar Yoga con personas que tienen fibromialgia. 

No cambiaría ninguna situacion que la vida me ha presentado pues he aprendido muchas lecciones. Soy una mujer bendecida que no olvida sus raíces venezolanas. Sigo sintiéndome una maracucha que disfruta de los pastelitos, empanadas, mandocas, tequeños, plátano frito, patacones y el sanduchón venezolando. Pero también me siento muy neerlandesa al comer el haring, stamppot, bitterballen, pannenkoeken, erwtensoep, rookworst y los oliebollen. 
 

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Authors

Fotos, Entrevista y Texto: Lyla Carrillo - van der Kaaden
Revisión de Texto: Babette Rondón
Fotostudio website: www.101studio.nl